“Someday, there will be bills with civil heroes instead of militar ones”
Sebastián Guerrini was interviewed by Argentinian newspaper “Clarín”. In this interview Guerrini talks about the new bill design of the Argentinian state.
A copy of the article in its original language is embedded below:
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“Algún día habrá billetes con héroes civiles, no militares”
“El Estado nunca es inocente en la construcción de sus símbolos. Su aparato ideológico construye ficciones orientadoras, mitos o relatos que hacen que se entienda la nacionalidad de una determinada manera. Hay una maquinaria cultural que va dándole forma a la idea nacional y los billetes son parte de esa construcción”, señala Sebastián Guerrini, diseñador que participó del dibujo actual del Escudo Nacional y autor de la tesis “Billetes argentinos e identidad nacional”, publicada en Inglaterra por la Universidad de Kent. Mientras conversa con Clarín, en la confitería del Teatro Colón, cuenta el dinero que tiene en el bolsillo: 500 pesos, justo la cantidad que podría concentrarse en un solo billete en el futuro cercano. ¿Y a quién poner allí como emblema? Quizá haya llegado el turno de un “héroe civil”. El entrevistado no arriesga nombres, pero asume que escritores como Borges o Cortázar, médicos como Leloir o Favaloro, el Papa Francisco o los bomberos de la Boca podrían tener alguna vez una chance.
–¿Por qué sostiene que estos papeles que tenemos en el bolsillo están precedidos por una historia de tensión política?
-Porque el Estado se expresa a través de sus símbolos. La idea nacional tuvo cuatro personalidades, una que unía al argentino con lo europeo, en la etapa agroexportadora de 1880. La segunda es la etapa de Yrigoyen, con su ley de sufragio universal y la construcción de un aparato republicano. La tercera es la del golpe del ‘30, una identidad que se va a vincular con el franquismo. Y la cuarta es la identidad de los trabajadores que plantea Perón. Los elementos que tiene el Estado para expresarse son la bandera, el escudo, los nombres de las calles, la arquitectura pública, los monumentos y los billetes. Es la escenografía de una obra de teatro, montada por el Estado, donde los ciudadanos son los personajes y protagonistas.
-¿Qué se necesita para que un billete tenga credibilidad?
-Lo que diferencia a un billete de un panfleto es la capacidad que tiene de narrar una historia, a través de la imagen que retrata, y la confianza que le depositan como elemento de intercambio. Lo que hace que no veas un papel pintado es la confianza en ese papel, el contexto en el que es creado. Un billete tiene valor si tiene credibilidad. El Estado necesita tener una cara para expresar su poder. Cuando viene la Revolución Francesa, todos los símbolos de la monarquía desaparecen, el Rey Sol es reemplazado por la figura de una mujer con el gorro frigio, la República, y así se naturaliza una opción distinta al poder monárquico.
-Se ha acelerado la emisión de billetes de $ 100 y hay proyectos para hacer de $ 200 y de 500 pesos. ¿Cuáles son los pasos que deberían darse para que sean aceptados?
-Lo ideal sería tener en cuenta un criterio histórico, otro ideológico y la situación política actual. En Australia, se tomó un camino de consenso, de un lado fue representado el europeo y del otro, el aborigen. Aquí, estamos en un momento de fin de ciclo y lo que se necesita es una pieza que sea creíble, así que buscaría algo que deje a todos más o menos contentos. Le recomendaría al Gobierno que, por ejemplo, haga un billete con el rostro de Hipólito Yrigoyen, una figura radical que no genera tanto conflicto, y una representación de la explotación petrolera en el dorso, porque es un tema que al Gobierno le gustaría mantener en la agenda pública. Si ponen a un aborigen ahora, la gente diría: “no entiendo”, por el contexto en el que se da, fuera de una reivindicación completa de las minorías étnicas. Buscaría ahora un billete de consenso, para que no sea un Patacón.
-El nuevo de Evita ha ganado un premio, fue rechazado al comienzo, pero ahora circula bien. El tema es que por la inflación pierde poder de compra …
-A mí no me pareció mal su creación, anunciada en 2012, cuando el Gobierno tenía respaldo. La parte de la cara de Evita está muy bien, ese no es el problema, pero del otro lado hay una mancha de color que no tiene la lógica de un billete. Yo haría uno de 500 bien sólido, consensuado, de 200 no, porque dispersaría energías en este momento. Y en base a conversaciones con distintas fuerzas, para no generar problemas de credibilidad en la economía.
-¿Siempre se elige entre personas muertas para la cara A?
-Es relativo: el primer billete nacional tenía a Bartolomé Mitre, en 1880, y Mitre estaba vivo. Pueden hacerse distintas reivindicaciones, la étnica, la del sistema federal, para que se vean reflejadas las provincias, o la de los héroes civiles, ya que hasta ahora sólo aparecían héroes militares. Siempre con la idea de que el Estado sea un elemento de integración, no de sectarismo.